"La narradora" El silencio se instaló en el salón. Era íntimo, pequeño, austero, sus ventanas daban a las sierras y las persianas entrecerradas dificultaban la entrada del calor de la siesta. Los niños estaban sentados en el suelo dispuestos a escuchar las historias de la narradora. La historia comenzó, su boca se abrió, rayos de luz salían de su garganta. La frase “Había una vez” cargada de misterio era color violeta y tenía el aroma a lavandas recién regadas, proponiendo solemnidad ante su presencia. El “amor de la princesa” era rosado con perfume a caramelos de frutilla rellenos de mariposas batientes. El “misterio del príncipe dragón” era color azul y olía a una noche cerrada de tormenta, a tierra a punto de mojarse, a viento que trae secretos. La “intriga y debilidad de la joven” salió cargada de un color naranja rojizo con aroma a mermelada de tomates maduros recién sacada del fuego. La “desilusión y la huida en vuelo del príncipe dragón” salieron con ondulaciones verdosas azuladas, con aroma a césped recién cortado que inducía a una dolorosa libertad con sabor a menta. La trascendencia del final brotó como polvillos amarillo oro con aroma a limonada fresca una tarde de calor..."