El Sol Rojo estuvo tallado en la ladera de la montaña en Cerro Colorado. Su figura representaba a un rostro solar, medía 1.6 metros de diámetro y formaba parte, junto a otras pinturas ancestrales, del llamado “Templo del Sol”, sitio sagrado para los originarios.
Se supone que su origen pertenece al período Incaico posiblemente tallado por la cultura Ayampitín. Esta cultura debió sobrevivir hasta el 500 o 1000 a.C., aunque no existe certeza al respecto.
Estando de vacaciones, el poeta Antonio Lugones dio a conocer este hallazgo en una publicación del diario La Nación. Dada su trascendencia literaria solía relacionarse con la elite Francesa e Inglesa. En 1938 muere ingiriendo un cóctel de whisky con cianuro en una isla del Tigre. ¿Por qué?
En 1931 el investigador Inglés George Gardner, luego de una investigación arqueológica en la zona, regresa a su terruño con el Sol de piedra de los Comechingones. De manera ilegal fue trasladada a Buenos Aires y de allí en barco a Inglaterra. Actualmente se desconoce su paradero.
Podemos decir que entre los fantasmas de la Guerra de Malvinas estaba el que los Argentinos querían recuperar el Sol Rojo por lo que fue muy bien escondido.
Viviendo en la ladera de esta enigmática sierra nunca escuché este relato. Lo hice por primera vez cuando Ramiro San Honorio, escritor y guionista de Canal Encuentro, entre tantas otras cosas, presenta su libro OPERACION LUGONES. En el desarrolla un trabajo de investigación sobre este emblema muy nuestro. Agradezco a Ramiro por haberme mostrado los misterios ocultos de mi tierra.
Ine Lanfranchi - Escritora
Petronilo Suarez